sábado, 3 de enero de 2009

La Tormenta

A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti. Tú vuelves a cambiar de rumbo. Y la tormenta vuelve a cambiar de dirección, como antes. Y esto se repite una y otra vea. Como una danza macabra con la Muerte antes del amanecer. Y la razón es que la tormenta no es algo que venga de lejos y que no guarde relación contigo. Esta tormenta, en definitiva, eres tú. Es algo que se encuentra en tu interior. Lo único que puedes hacer es resignarte, meterte en ella de cabeza, taparte con fuerza los ojos y las orejas para que no se te llenen de arena e ir atravesándola paso a paso. Y en su interior no hay sol, ni luna, ni dirección, a veces ni siquiera existe el tiempo. Allí sólo hay una arena blanca y fina, como polvo de huesos, danzando en lo alto del cielo. Imagínate una tormenta como ésta.

Y tu en verdad la atravesarás, claro está. La violenta tormenta de arena. La tormenta de arena metafísica y simbólica. Pero por más metafísica y simbólica que sea, te rasgará cruelmente la carne como si de mil cuchillas se tratase. Muchas personas han derramado allí su sangre y tú, asimismo, derramarás allí la tuya. Sangre caliente y roja. Y esa sangre se verterá en tus manos. Tu sangre y, también la sangre de los demás.

Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara, Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma
persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena.

Kafka en la orilla, de Haruki Murakami.

4 comentarios:

carmen dijo...

Curioso. He pasado el 2008, desde el día 1 hasta el 31, metida en la tormenta. Todavía estoy bajo los efectos colaterales, pero con una enorme ilusión porque la he visto, sé lo que estaba ocurriendo y de pronto, todo ha cambiado.
¡Qué alto me ha gritado la vida y qué sorda estaba!
Venga a intentar cambiar de paso y la tormenta, siempre a mi lado, no podía ser de otra manera.
Y, es cierto, no sé si la tormenta ha terminado ya, lo que sí sé es que ahora, soy una persona nueva, mucho más al mando de mi vida que nunca. Otra vez llena de ilusiones y proyectos.
Gracias Eva, por ayudarme en esta reflexión. Es como si me hubieras leído la mente.
Un beso y feliz año de cosecha!!!

Anónimo dijo...

el significado de la tormenta no volver a ser la misma persona que penetró en ella ¿y no me lo podías haber dicho antes? ... quizás lo hubiera podido entender ... ¿de otra manera?

Eva dijo...

Je, je... pues a veces yo también me lo pregunto ...lo hubiera podido entender ... ¿de otra manera?

aix...

Sí, la vida grita y, a veces, no nos enteramos, pero si miramos atrás podemos ver esta transformación interna y quizás hasta podemos entender que todo tenía un sentido... y entonces, descubrimos la bendición de la tormenta, lo que el viento a traído con tanta fuerza e insistencia...

¿Cual ha sido tú regalo?

Eva dijo...

Por cierto Carmen, que me encanta saber que estás con el mando en tus manos, con ilusiones y con proyectos!!

Sabéis chicas, con tormenta o sin, OS VEO. Veo vuestro ser, antes, a través, después...Y sois maravillosas.

Gracias por existir, por ser así y por estar ahí.
¿Sabéis que os quiero?