martes, 24 de agosto de 2010

Shakati, siguiendo su forma juguetona de proceder, eligió aquel momento para enviarme una descarga de energía por todo mi cuerpo...quedé flotando y a la deriva por reinos de luz y paz, y tuve experiencias indefinibles de percepción transcendente dentro de mundos infinitos que se desarrollaban en espiral.
Repentinamente, entré en una red de energía. Había una presencia invisible que me detenía y examinaba determinados aspectos de mí de los que yo no tenía conciencia: intenciones, hechos del pasado, sistemas de energía dentro de mi esfera luminosa y conexiones con otros patrones universales de orientación y guía.

Me sentí como si estuviera librando una batalla cósmica con fuerzas externas a mí, que me habían encontrado en su mundo privado y estuvieran decidiendo qué hacer conmigo. No había miedo ni agresión...sinó sólo un sentimiento de....

¿de?

T. Hekel (excepto la preguntita)

martes, 3 de agosto de 2010

Oz



En esta conocida historia, Dorothy debe enfrentarse a aspectos de sí misma que desconocía, incluidos el valor y la inteligencia muy superiores a los de la joven huérfana que escapó de la tía Emma y su hogar en Kansas. Visto como una aventura arquetípica, El mago de Oz refleja los desafíos vitales a los que todos debemos enfrentarnos en nuestro particular camino de baldosas amarillas.
En el libro escrito por L. Frank Baum, publicado por primera vez en 1900, y en la película de la MGM de 1939 protagonizada por Judy Gar-land, Dorothy es, como tantas heroínas de cuentos populares y de hadas, la Niña huérfana, literalmente. Como no se siente integrada en el grupo convencional, es consciente desde el principio de que debe evolucionar. Al principio de la historia, se levanta un tornado, que representa el clásico caos precursor de la transformación. El tornado se acerca amenazador, Dorothy corre a refugiarse en el sótano, intenta regresar al seno del grupo antes de que estalle el caos, pero no la oyen y, por tanto, no la dejan entrar.
Dorothy vuelve a entrar en la casa con su querido perrito Toto, al que abraza mientras el tornado eleva la casa por los cielos. Dorothy se golpea la cabeza contra la cabecera de la cama y pierde el sentido. En términos de simbolismo arquetípico, la casa representa la totalidad del yo, desde el subconsciente del sótano hasta el superego del ático. La totalidad de la vida de Dorothy se eleva en el caos y empieza a dar vueltas para ser reconstruida simbólicamente. Para realizar su periplo heroico, ha despertado su carisma, su gracia especial que la protegerá a lo largo de su odisea evolutiva.
El viaje de Dorothy la lleva hasta Oz, donde su casa se hace pedazos y le dice a Toto la famosa frase: «Me parece que ya no estamos en Kansas.» Ese es el momento en que empieza a sentir que ha sido separada de su entorno familiar, que lo que sucede le ocurre sólo a ella, no al grupo, y que tiene que encontrar en sí misma la fuerza y el valor para soportar lo que el futuro le depara. Por primera vez, ve a los pequeños munchkins, que representan partes de sí misma. Como cualquier héroe o personaje en pos de la verdad espiritual, al principio de su viaje de autodescubrimiento, Dorothy empieza a plantearse ciertas preguntas: «¿Dónde estoy?» y «¿Cómo puedo volver a casa?». Los munchkins le dicen que debe ir a Oz; es decir, tiene que realizar un viaje con destino desconocido.
El guardián de Dorothy durante el viaje será Toto, que en latín significa «todo». Toto es una extensión de Dorothy; es su intuición, como la muñeca de Vasalisa, y es la imagen arquetípica del guardián. En términos chámanicos, diríamos que Toto es su poder animal. Además, Toto es el recordatorio para Dorothy de que «todo» lo que necesita está siempre a su disposición, sólo tiene que ser consciente de lo que ocurre.Todas las tradiciones espirituales resaltan la necesidad de volcar la atención en el presente. Mientras estés presente, todo lo que necesites estará a tu alcance. En cuanto empieces a proyectarte a otro momento de tu vida, empezarás a tener una sensación de vulnerabilidad e inseguridad que se caracteriza por el miedo a cometer errores. La proyección es el acto de tomar el momento presente y darle la dimensión de una vida, una fórmula imposible que siempre te dejará indefenso.
Más adelante, Dorothy se reúne con el jefe de los munchkins, que representa el yo unificado que emerge para orientarla. Incluso cuando te sientes perdido y te preguntas «¿Dónde estoy?», una parte de tu yo interior surge de inmediato para darte una respuesta. En el caso de Dorothy, la respuesta es ir a Oz. Cuando emprende su periplo heroico, los cuatro arquetipos de supervivencia —el Niño, la Víctima, la Prostituta y el Saboteador— entran en el terreno de juego. La Niña huérfana de Dorothy ha sido el arquetipo dominante hasta ese instante, y su obsesión ha sido: «Soy una niña. Me he perdido. Tengo que llegar a casa.» Pero las fuerzas que la envuelven dicen: «Ahora estás sola, niña, y ya es hora de que crezcas.»
En ese momento de la película (aunque no ocurra lo mismo en el libro en que se basa), las dos brujas entran en escena; representan la luz y la sombra. La bruja mala del este dice: «Quiero a tu perro, Toto», lo cual significa que desea privar a Dorothy de su guardián. Cuando la bruja mala persigue a Toto enojada, Dorothy se asusta y suVíctima emerge. Glinda, la bruja buena del norte, retiene a la bruja mala y entrega a Dorothy los famosos chapines de rubíes. Esos zapatos representan otro carisma o gracia que ayudará a Dorothy durante su viaje hasta Oz. (En el libro, donde los chapines son zapatos de plata, se aclara que Dorothy jamás se los quita. Se siente tan cómoda, que incluso duerme con ellos puestos, lo que dificulta que la bruja se los quite.) Cuando la bruja mala dice: «¡Quiero esos chapines de rubíes!», intenta despertar a la Prostituta que hay en Dorothy. Lo que la bruja le dice a Dorothy en realidad es: «En cualquier momento, puedes librarte de recorrer ese complicado camino si vendes los zapatos. Ése es el trato.» Cada vez que recibes un nuevo carisma, o una visión más clara de tu ser, la Prostituta te probará para ver si estás deseando vender tu nuevo poder espiritual a cambio de ganancias materiales de cualquier clase. Es como si acabaras de ganar la lotería y alguien te llamara para ofrecerte invertir las ganancias en un terreno pantanoso de Florida. En ese momento, también entra en juego el Saboteador. ¿Vas a sabotear tu crecimiento personal a cambio de un poco de bienestar, o tu Saboteador interior te alertará del peligro a tiempo para que sigas el camino de baldosas amarillas?
El siguiente personaje que encuentra Dorothy es el espantapájaros, que se queja de no tener cerebro. Su encuentro con este personaje representa un diálogo con su propia inteligencia, en el que, por primera vez, debe evaluar su realidad intelectual. Como extensión de su yo interior, el espantapájaros también tiene que ir a Oz para conseguir un cerebro, y retoman el camino juntos. Pasado un rato, se topan con el leñador de hojalata que está inmóvil a causa de la oxidación y que, una vez lubricado, se queja de no tener corazón. En términos simbólicos, Dorothy también necesita despertar en su interior el amor y la compasión.
Tanto el espantapájaros como el leñador de hojalata estaban dormidos hasta que Dorothy los despertó y despertó ella misma a la necesidad de emprender el viaje heroico para obtener lo que le falta. A lo largo del camino, se encuentran con el león cobarde, paralizado por el miedo. El león no tiene valor, que es una función de la autoestima, y está relacionada con la voluntad y la toma de decisiones.
En su viaje hacia Oz, Dorothy debe enfrentarse a numerosas dificultades y tiene que desviarse de su camino. El obstáculo más peligroso es el campo de adormideras, que la sume en un profundo sueño junto con el león y Toto. Algunas realidades son demasiado impactantes para que las aceptemos estando conscientes, y por ello debemos procesarlas en un estado de inconsciencia, es decir, en sueños o estando profundamente dormidos. Por ejemplo, cuando Jesús llevó a los doce apóstoles a la huerta de Getsemaní y les pidió que permanecieran despiertos para ayudarlo a vigilar, sus discípulos no fueron capaces de hacerlo. Fue como si el campo energético de angustia que Jesús estaba generando hubiera sido más de lo que podían soportar los apóstoles y, por eso, quedaron inconscientes. Tal vez te hayas dado cuenta de que al leer libros o asistir a ponencias versadas en temas densos, relacionados con la espiritualidad o la psicología, te quedas dormido (quizá, por culpa de un ponente aburrido). Un fenómeno similar se produce durante las misas en las que se realizan curaciones, en el momento en que alguien «se somete al poder», lo cual significa que sufre una inconsciencia momentánea para que la curación pueda tener lugar a un nivel más profundo. Algunas de las antiguas heridas que pretenden curarse pueden resultar demasiado traumáticas para tratarlas de forma consciente. La transición experimentada por Dorothy en su paso de la infancia a la madurez, de Huérfana a Heroína, requerirá no sólo la gracia, sino la curación de su pasado, que se produce, en parte, en un estado inconsciente.
Al final, Dorothy y sus compañeros llegan a Oz y se presentan ante el mago. Como haría cualquier buen maestro espiritual, el mago los pone a prueba de inmediato, diciéndoles que no los ayudará a menos que le traigan la escoba de la bruja malvada. En este caso la paradoja reside en el hecho de que siempre tendrás que pasar una prueba para invocar la gracia, aunque necesites la gracia para superar la prueba. No puedes volverte valiente de repente; debes actuar con valentía para saber que eres valiente.
Cuando nuestros amigos acuden al tenebroso castillo de la bruja malvada para conseguir la escoba, capturan a Dorothy. Lo mismo nos ocurre a nosotros durante nuestro desarrollo espiritual; aunque hayamos cumplido nuestros deseos, siempre somos presa de nuestros temores, y nos sentimos aislados y abandonados. La celda del tenebroso castillo recuerda al tenebroso bosque que ha atravesado Dorothy para llegar a Oz en busca de integración. El oscuro bosque es una antiquísima imagen de los peligros de la búsqueda del yo. En la Divina Comedia de Dante, encontramos otra alegoría sobre el viaje espiritual desde las regiones más bajas; a través del Purgatorio hasta el Paraíso, el héroe atraviesa el «oscuro bosque del error». Al estar encerrados en una prisión o bosque oscuros, necesitamos recurrir al Saboteador, que nos recuerda que debemos conservar la fe y no ceder ante nuestros miedos.
No obstante, en cada etapa de su viaje, Dorothy puede llamar al león, al leñador de hojalata y al espantapájaros para que acudan a rescatarla. En efecto, lo que hace es invocar su valor, voluntad y corazón, y experimenta el proceso de unificar estos tres aspectos. Mientras sus tres compañeros intentan rescatarla, aparece la bruja y prende fuego al espantapájaros, lo que significa que ataca en primer lugar el intelecto de Dorothy, como suele ocurrir cuando intentamos seguir una senda espiritual. (La mente dice: «Esto es ridículo. Nadie se convierte en iluminado sentándose en un cojín y cerrando los ojos.») Pero Dorothy toma un cubo de agua, que representa su inconsciente, y se lo tira a la bruja, lo cual la hace consciente de lo que ocurre. En el momento en que el agua toca a la bruja, ésta reprende a Dorothy por haberse liberado de su poder y luego se derrite. En cuanto Dorothy apela a su inconsciente, el mundo que antes la asustaba se difumina y ella sólo ve seguridad a su alrededor.
Dorothy y sus compañeros regresan a Oz sintiéndose victoriosos. Llevan la escoba al mago, pero éste les comunica que con eso no basta. Toto, el guardián, no acepta ese rechazo y dice: «Esto no está bien. Tenéis que daros cuenta de que es un fraude. Os lo demostraré.» El guardián tira de la cortina que oculta al falso mago, y Dorothy comprende que no necesita confiar en ningún misterioso gurú que haga su trabajo espiritual por ella. En realidad, si proyectas tus necesidades y fantasías en un gurú, tal vez acabes sintiéndote defraudado.
Una vez descubierto, el mago se ve obligado a cumplir sus promesas y ayudar a Dorothy a regresar a su hogar desde Oz. Aunque Oz representa el logro del poder espiritual y de la independencia, en realidad no tiene ningún significado a menos que Dorothy consiga volver a casa con el recuerdo de lo aprendido y lo aplique en su vida diaria. El descubrimiento espiritual no es un fin en si mismo, sino un medio de transformar nuestra vida en la tierra para que pase de ser una mera cuestión de supervivencia y dominio a ser una existencia compasiva y al servicio de los demás. Dorothy debe enfrentarse a una nueva prueba, la relativa al falso poder. Aunque el mago no ha sido en absoluto cumplidor con sus promesas, Dorothy decide seguir su consejo y acompañarlo en su globo de aire caliente (fíjate en lo irónico del transporte), pero Tofo —guiado por su instinto, sale corriendo detrás de una ardilla— salta de la cesta como si dijera: «Larguémonos de aquí.»
Dorothy tiene el buen juicio de no querer separarse de su guardián y persigue a Tofo, y el mago se marcha sin ella. Al haber tomado una buena decisión, Dorothy recibe una recompensa con la aparición de su otro guardián, Gíinda, la bruja buena del norte. Glinda recuerda a Dorothy que tiene el poder para regresar a casa en cuanto lo desee, pero ella lo ignoraba. Los chapines de rubíes, que no han salido de sus pies desde que se los calzó, son todo lo que necesita. Estas palabras nos recuerdan la enseñanza budista de que todos somos budas perfectos, aunque no nos damos cuenta de ello, y por eso, actuamos como niños sin preparación. Si supiéramos que poseemos la naturaleza de Buda, la conciencia de Cristo o la comprensión de Dios tendríamos la victoria asegurada. Dorothy golpea entre sí los chapines como le han aconsejado y entona el mantra que su ángel guardián le ha transmitido: «No hay nada como el hogar. No hay nada como el hogar.»
En el texto original de L. Frank Baum, el intercambio es aún más claro que en la versión cinematográfica:
—Tus zapatos plateados te llevarán a través del desierto —contestó Glinda—. Si hubieras conocido su poder podrías haber regresado junto a tu tía Emma el mismo día en que llegaste a este país.
—¡Pero entonces yo no habría conseguido mi maravilloso cerebro! —exclamó el espantapájaros—. Habría pasado la vida entera en el maizal del granjero.
—Y yo no habría conseguido mi querido corazón —dijo el leñador de hojalata—. Me habría quedado oxidado en el bosque hasta el fin del mundo.

—Y yo habría sido cobarde para siempre —declaró el león—, y ninguna bestia del bosque habría tenido una palabra amable conmigo.
—Todo eso es cierto —dijo Dorothy—, y me alegro de haber sido útil a estos buenos amigos. Pero ahora que cada uno tiene lo que más deseaba, y que es feliz por poseer un reino que gobernar, me gustaría volver a Kansas.
—Los zapatos plateados —dijo la bruja buena— tienen maravillosos poderes. Y una de sus curiosidades es que pueden llevarte al lugar que desees dando tres pasos, y cada paso se da en un abrir y cerrar de ojos. Sólo tienes que hacer chocar los tacones tres veces y ordenar a los zapatos que te lleven a donde quieras ir.'
Dorothy ha finalizado su periplo heroico, ha llegado a un acuerdo con sus cuatro arquetipos de supervivencia, y con valor ha consolidado su mente, su corazón y su voluntad. Su enemiga más feroz, la bruja malvada, ha demostrado ser la que más a contribuido al crecimiento de su alma. Al final, Dorothy se despierta sana y salva en su cama, de nuevo en Kansas con los mismos padres adoptivos con quienes se sentía tan desencantada al principio de la historia. Aunque ahora los acepta de todo corazón.
Parece que Dorothy se encuentra en la misma realidad física, pero no es así; ha cambiado por completo. En este momento, emerge no como una Niña huérfana asustada, sino como una conciencia inteligente y despierta en el mismo cuerpo. Ha regresado del caos y ha completado su viaje.

Caroline Myss, - El Contrato Sagrado -

http://www.youtube.com/watch?v=pG9snHbpnw4&feature=related

domingo, 25 de julio de 2010

domingo, 27 de junio de 2010



A veces, cuando considero las tremendas
consecuencias de las pequeñas cosas...
me siento tentado a pensar...
que no hay cosas pequeñas.

Bruce Barton

miércoles, 10 de febrero de 2010

Caminante son tus huellas
El camino nada más;
caminante no hay camino
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino
sino estelas sobre el mar.
¿Para que llamar caminos
A los surcos del azar...?
Todo el que camina anda,
Como Jesús sobre el mar.

Yo amo a Jesús que nos dijo:
Cielo y tierra pasarán
Cuando cielo y tierra pasen
mi palabra quedará.
¿Cuál fue Jesús tu palabra?
¿Amor?, ¿perdón?, ¿caridad?
Todas tus palabras fueron
una palabra: Velad.
Como no sabéis la hora
En que os han de despertar,
Os despertarán dormidos
si no veláis; despertad.

Caminante, no hay camino
Autor: Antonio Machado

jueves, 28 de enero de 2010

Estoy llorando, ¡tanto me dicen las lágrimas!
la pasada primavera, dicen, menos verdor
que débil te encontrabas
Recuerda una de todas nuestras noches
pero no recuerdes lo que te dije.

Rumi

miércoles, 27 de enero de 2010

La paz de las cosas salvajes

Cuando la desesperación por el mundo crece en mí
y me despierto en la noche con el menor ruido
con miedo por lo que en mi vida y la vida de mis hijos podría pasar,
voy y me estiro donde descansan los patos
con su belleza en el agua y la gran garza se alimenta.
Entro en la paz de las cosas salvajes,
que no sobrecargan sus vidas con pensamientos de dolor.
Entro en la presencia de aguas tranquilas.
Y siento por encima de mí las estrellas, ocultas de día,
esperando con su luz. Durante un tiempo
descanso en la gracia del mundo y soy libre.

- Wendell Berry

The Peace of Wild Things
When despair for the world grows in me
and I wake in the night at the least sound
in fear of what my life and my children's lives may be,
I go and lie down where the wood drake
rests in his beauty on the water, and the great heron feeds.
I come into the peace of wild things
who do not tax their lives with forethought
of grief. I come into the presence of still water.
And I feel above me the day-blind stars
waiting with their light. For a time
I rest in the grace of the world, and am free.

— Wendell Berry

jueves, 7 de enero de 2010