Regalos

Llegar a casa, tras una jornada de intenso trabajo, sabiendo que, esta vez, todavía toca continuar.
Respirar...
Tomarse un momento....
Y encontrarse con los regalos que las amigas han dejado en la red, pensando en ti...

GRACIAS!!!
Sonrío...y veo todos los cristalitos de Carmen flotando a mi alrededor....

Respiro...mientras la música de Mercan Dede me trae todo el calorcito que me manda Viky a través de la Luna Nueva...

Suspiro...mientras la gracia de Chus me hace llegar la perla que necesitaba justo en el momento en que la necesitaba...

Mi corazón se desborda. Simplemente me siento feliz...
y doy gracias a la vida por tanta maravilla...
¿Sabéis que sois maravillosas?

Desde aquí os envío con el viento todo todo mi amor

Y comparto con el universo vuestros bellos regalos:

De la página de Halil del Instituto de Estudios Sufís:

"Grito. Me dice: Quiero que calles.
Callo. Me dice: Quiero que grites.
Me enciendo. Me dice: Quiero que tengas calma.
Me calmo. Me dice: Quiero que ardas"

Bien sabe el derviche que en el camino interior no hay reposo alguno, ni
seguridad que valga. Y es que no se transita por el sufismo a la búsqueda de
certidumbre y garantía, sino todo lo contrario. Hollar la senda sufí
comporta un estado de máxima vigilancia y estar dispuesto a cambiarlo todo
cuantas veces sea preciso, porque nada es inmutable en la senda, salvo la
propia senda y la sinceridad con la que se recorre. El cultivo de la
interioridad propicia una suerte de agujero negro que se traga toda
pretensión de orden y certeza que el hombre se afana en construir. El camino
interior, cuando lo es de verdad, significa volver las cosas del revés. Y
esto es lo más revelador de todo y también lo más próximo, si bien lograrlo
suponga una travesía infinita. Pues bien, el derviche se pasa en dicho
empeño media vida, y la otra media también. Halil Bárcena

MERCAN DEDE: